Para poder explicar la definición de Coworking, primero tenemos que remontarnos a su origen, Bernie Dekoven introdujo por primera vez el término coworking para denominar al espacio donde los trabajadores se juntaban para hacer trabajo colaborativo en ordenadores. Esta forma de trabajo fue expandiéndose por toda la cultura occidental.
Fue en San Francisco donde se abrió el primer centro de coworking oficial como iniciativa sin ánimo de lucro con wifi gratuito, almuerzo y comidas compartidas, dos días a la semana y descansos con meditación. Hoy en día, encontramos aproximadamente 3,000 espacios de trabajo colaborativo asignados por 80 países todos ellos desarrollando este fenómeno.
En términos concretos Coworking significa “trabajo cooperativo”, es un concepto innovador de trabajo en un mismo lugar permitiendo trabajar de forma independiente. La definición de Wikipedia sobre coworking, cotrabajo, trabajo cooperativo, trabajo compartido, trabajo en cooperación o trabajo en oficina integrada es una forma de trabajo que permite a profesionales independientes, emprendedores y PYMES de diferentes sectores, compartir un mismo espacio de trabajo, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, a la vez que fomentan proyectos conjunto.
Coworking no solo es un espacio de trabajo compartido en donde todos usan los mismos recursos, coworking es una filosofía de trabajo y vida que permite a profesionales de diferentes sectores, compartir un mismo espacio de trabajo sin perder su independencia.
El coworking puede y debe entenderse como un producto o servicio formado de una parte tangible y otra intangible que, en lugar de ser un producto o servicio producido de forma ajena para quienes gestionan, se produce por cuenta propia y donde el gestor decide de qué manera vendérselo; es como si los coworker estuviese, en parte, pagando por el resultado y las creaciones que son fruto de su propia fuerza de trabajo, están pagando por la compra de parte de su trabajo diario y por formar parte de un producto final.
Lleva a pensar que las personas usuarias de estos centros son la parte clave del producto final, el verdadero valor añadido. La suma del espacio físico y las personas que lo integran, son en sí el producto que quienes los gestionan quieren obtener, es decir el coworking como mercancía. Al parecer nuevas fórmulas de organización del trabajo y reuniones de personas para aprovechar lo mejor de cada parte supone un cambio positivo, siendo un punto de partida hacia la investigación y el análisis que puede facilitar la mejora de la vida de las personas y su forma de concebirla.
Con información de:
“Plataformas Coworking” de
Dr Jesús Sánchez Cotobal